
Cuando hace más de un año empezó todo este show de la p(l)andemia, relacionado con el supuesto nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y la supuesta nueva enfermedad surgida en China a finales de 2019, algunos nos empezamos a dar cuenta que era el pistoletazo de salida de una gran trama (globalista) que pretendía, entre otras cosas, conseguir que las empresas de la industria farmacéutica obtuvieran grandes ganancias gracias al miedo generado mediante un descarado terrorismo mediático y gubernamental inoculado (nunca mejor dicho) sobre la población.

Ya sabemos que “en río revuelto, ganancia de pescadores” y en tiempos de p(l)andemia el rio revuelto es, más bien, ganancia de las farmacéuticas gracias a promover enfermedad, y miedo, por todos lados y no a promover salud.
Este prominente negocio, tan prometedor, gracias a la declaración de pandemia mundial, fue incluso mencionado por los mismos MÉDICOS SIN FRONTERAS en un artículo , de finales de marzo de 2020, llamado “La pandemia de COVID-19 en ningún caso debe beneficiar la especulación de las farmacéuticas” , dónde, a pesar de que validan la existencia del virus, y de la enfermedad covid, y confían en el buen hacer de los medicamentos proporcionados por las empresas del sector (como Gilead) pedían, al menos, que no se especulara con ellos:
“Las empresas farmacéuticas y de diagnóstico están eligiendo ser parte del problema en lugar de ser parte de la solución, lo que demuestra que incluso en esta crisis aguda de salud global, no harán lo correcto.
Hacemos un rotundo llamamiento a los gobiernos para que reconozcan cuántas vidas están en juego y usen su poder para hacer que los medicamentos, las pruebas y las vacunas estén disponibles, sean accesibles y asequibles para todos.”

Pero para poder tener carta blanca para hacer estos prometedores negocios, se necesitaba implantar una doctrina de shock sobre la población y con el falso nuevo virus tenían la excusa perfecta para poder desarrollar, vender y promover el consumo, de forma masiva, de nuevos productos farmaco-industriales, biotecnológicos y genéticos; en algunos casos productos totalmente experimentales y poco seguros como algunas mal denominadas “vacunas” covid, de nueva generación, como las de Pfizer o Moderna.
Gracias a este incipiente mercado generado gracias a nuevas “vacunas” y tratamientos (y también con el mercado de antiguos fármacos como los analgésicos – los cuales incluso se vendieron masivamente en España antes de la llegada oficial a España de la p(l)andemia) , empresas como las anteriormente mencionadas, calcularon, a principios de 2021, una previsión de ventas de cerca de 40 BILLONES de dólares gracias a las «salvadoras» vacunas anticovid.

Aunque en alza, este negocio es algo que lleva tiempo siendo una buena forma de hacer pasta, llegando al punto de decirse que “las farmacéuticas ganan más que los bancos», considerándose a las farmacéuticas impulsoras de la bolsa de Wall Street en los últimos años y haciendo incluso que en septiembre de 2020, por ejemplo, con solos unos meses de “crisis sanitaria” las empresas españolas de la “Big Pharma” estuvieran en alza en el IBEX pasando de solo una empresa del sector en el indice a encontrarse tres.

Con este panorama no era de extrañar que este circo plandémico se montara más pronto que tarde. Y en España era relativamente fácil que esta doctrina de shock covidiana tuviera el efecto deseado, de forma sencilla y rápida.
Primero porque es un país, España, en el que se confía ciegamente, y sin casi pensamiento crítico, en la autoridad médica y en el sistema público de salud, y su sostenibilidad, sin saber que gran parte del problema de colapso supuesto por la crisis del covid es debido a que, paulatinamente, el gasto público en sanidad ha ido disminuyendo progresivamente en los últimos años encubriendo una PRIVATIZACIÓN lenta pero segura del sistema.

Un sistema del que se ha dicho siempre que ha sido un éxito del país español a pesar de que existen muchos puntos flacos y algunos aspectos mejorables. Mejoras que, con la excusa de la plandemia, van ser llevadas a cabo mediante la entrada de las nuevas tecnologías y la digitalización y así poder crear el “SMARTH HEALTH” (SALUD INTELIGENTE). Aunque no sabemos si será mejor y si será realmente pública.


Segundo, la dependencia de los productos farmacó(i)logicos es enorme en España , de forma que las masas pasan la responsabilidad sobre su propia salud a terceros sin darse cuenta que hay que generar en uno mismo una “medicina” preventiva (mediante hábitos saludables como la alimentación o estar protegido en lo posible de radiación electromagnética, por ejemplo) y no depender siempre de la medicina curativa que proporciona el Sistema (que no siempre es tan curativa como la pintan) . Medicina “industrializada” que,por otro lado, y en líneas generales, siempre tiene contraprestaciones debido los efectos adversos de ciertos medicamentos.
España lleva mucho tiempo siendo un país pionero en el consumo de medicamentos gracias sobretodo a la financiación pública que ha permitido que se tenga fácil y barato acceso a ellos por parte de los consumidores.
Ya en 2010, España ostentaba el segundo puesto dentro de los países más consumidores de medicamentos del mundo, siendo el primer país dentro de Europa, de forma que el gasto estatal ascendía entonces a 12.693,7 millones de euros al año sólo en recetas facturadas al Sistema Nacional de Salud (SNS).

En 2012 los expertos en salud púbica alertaban de la excesiva medicalización del sistema donde España seguía siendo el segundo país del mundo en consumo de fármacos por habitante, de manera que la mayor parte de las estrategias farmacéuticas en el SNS no se orientaban al control del exceso de prescripción de recetas, sino a reducir y mantener el gasto farmacéutico.

Y eso, que en ese año, según la patronal FarmaIndustria, el gasto farmacéutico, había caído un 10,6%: “España está en gasto farmacéutico en los niveles de 2007…aunque las recetas siguen creciendo….Estamos ingresando menos vendiendo más productos. ”
FRANCISCO HERNASANZ, editor del informe SESPAS (Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria) de aquel año 2012 afirmaba además que “no todo necesita medicación, hay cosas que se solucionan de otra manera. Lo fácil es, ante un problema psíquico recetar un ansiolítico; ante un insomnio que puede tratarse con medidas higiénicas recetar un hipnótico; ante un colesterol que no precisaría nada mas que una dieta y ejercicio físico varias veces a la semana lo fácil es prescribir un fármaco.”
En 2015 , España mantenía ese segundo puesto en el podio de los países consumidores de productos de la industria farmacéutica , y en 2019 se vio que a pesar de la caída de precios de los medicamentos de prescripción como estrategia , durante los últimos años, para frenar el gasto farmacéutico, el peso de la farmacia hospitalaria sobre el total de gasto en medicamentos y productos sanitarios del SNS había crecido un 15% entre 2014 y 2019 . Lo cual estaba ocultando, como hemos dicho, una privatizacion del sistema ya que suponía dirigir más gasto público hacia manos privadas.

Así el gasto total, en conjunto, en productos farmacéuticos y sanitarios del SNS en 2019 alcanzaba la cifra de unos 23.616 millones ( 4,5% más que en 2018) de los cuales unos 11.277 millones correspondía únicamente al gasto en recetas prescritas.

Durante 2019, además, hubo un aumento de consumo de fármacos de casi un 3% de forma que un 42% de las personas tomó de forma habitual, en ese año, algún tipo de fármaco prescrito por profesionales sanitarios; unos siete puntos más que en 2018.

El 2020 cerró con un gasto farmacéutico a través de recetas que alcanzó una cifra parecida a la de 2019, 11.077 millones de euros y con unas 979 millones de recetas.
Como se ve en el gráfico en más de 20 años ha habido un aumento considerable de la prescripción de recetas (llegando ahora a los mismos niveles de 2011 o 2008 con vaivenes) pero, según Farmaindustria, el gasto medio de cada español en medicamentos se mantiene estancado desde 2009.

ES DECIR QUE AUNQUE EL ESTADO ESPAÑOL DESTINA MÁS DINERO A LAS INDUSTRIAS DE LA BIG PHARMA, GRACIAS AL GASTO EN FARMACIA HOSPITALARIA, CAMINO A LA PRIVATIZACIÓN,Y QUE SE RECETA MÁS, Y QUE LOS ESPAÑOLES DEMANDAN MÁS ESOS PRODUCTOS ( DEBIDO A LA CRONIFICACIÓN, A LA MAYOR ESPERANZA DE VIDA Y SOBRETODO A UNA PÉSIMA EDUCACIÓN SOBRE LA RESPONSABILIDAD EN LA SALUD) EL GASTO FARMACOLÓGICO MEDIO DE CADA ESPAÑOL SE HA MANTENIDO.
ES EL ESTADO QUIEN, EN ESTRECHA COLABORACIÓN CON LA INDUSTRIA, MANTIENE EL NEGOCIO, PRIVADO, DE ESTA ÚLTIMA; FAVORECIDA POR UN SISTEMA SANITARIO PRECARIO Y APRESURADO QUE ACTÚA GENERALMENTE MEDIANTE LA MULTIPRESCRIPCIÓN DE RECETAS DIRIGIDAS, ADEMÁS, A UNA POBLACIÓN MAYORITARIAMENTE ENVEJECIDA.
POBLACIÓN NO FORMADA Y NO CONSCIENTE DE LOS PELIGROS, QUE DEMANDA MUCHOS FÁRMACOS PORQUE CREE QUE LA SALUD SE GENERA ÚNICAMENTE CON AYUDA EXTERNA.
En 2019 también destacan otras noticias reveladoras sobre la población atiborrada de fármacos que existe en España:
- “Expertos alertan: España lidera el ranking de consumo de antibióticos sin razón que lo justifique.”
- “El alto consumo de antidepresivos y tranquilizantes se consolida en España.”

Además, y esto es sumamente importante, en enero de 2020 se publica la noticia de que “la polimedicación excesiva se multiplica por 10 en una década” según los reveladores resultados de un estudio científico llamado “Evolución de la polifarmacia en la población española (2005-2015): Un estudio de base de datos” («Evolution of polypharmacy in a spanish population (2005‐2015): A database study»).
Así, según se lee en el estudio, “entre los años 2005 y 2015, la polimedicación (prescripción simultánea de cinco o más medicamentos) durante al menos seis meses se triplicó y la polimedicación excesiva (10 o más medicamentos) se multiplicó por 10.
Esta polimedicación analizada en el estudio se dio principalmente en las personas mayores de 80 años y en mujeres. En personas mayores de de 64 años, la polimedicación pasó del 9,8% al 28,2% en solo 10 años”.

Pero para mas inri aunque estas resultados puedan parecer preocupantes, los investigadores aseguran que, en realidad, la polimedicación puede ser incluso MAYOR, puesto que no se registraron las prescripciones de recetas de hospitales ni de centros sanitarios privados. Y eso que el estudio no ha incluido los años que van desde 2015 a la actualidad donde la paranoia covidiana ha hecho aumentar el consumo de medicamentos, como ahora veremos.

Varios médicos incluidos en la noticia así atestiguan esa relación entre polimedicación y enfermos mayores:
– «La pluripatología produce polimedicación, pero seleccionar, revisar, evitar interacciones o tratamientos superfluos es una tarea continua. Solo para la diabetes y con tratamiento oral es muy fácil tener tres o más fármacos… Si a eso sumas hipertensión o cardiopatía isquémica… La desprescripción debe ser de fármacos inútiles o de riesgo» – Vicente Baños (Medico de Familia)
– «En la polimedicación incurren diversos factores, algunos relacionados con el aumento de la cronicidad, la pluripatología y la longevidad, otros relacionados con derivas perniciosas de la práctica médica, como es la inercia terapéutica y la falta de iniciativas encaminadas a expandir los procesos de desprescripción y racionalización de los regímenes terapéuticos de los pacientes.
Por último, una situación estructural de precarización de la práctica clínica, multiplicidad de médicos prescribiendo a un mismo paciente y falta de longitudinalidad (seguimiento de un paciente a lo largo del tiempo por un mismo médico) por adelgazamiento de la Atención Primaria» – Javier Padilla (Medico de Familia y Especialista en Salud Publica)
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LAS PERSONAS POLIMEDICADAS Y SU RELACION CON LAS REACCIONES ADVERSAS A MEDICAMENTOS
Vamos a ver otra variable a tener en cuenta, relacionada con la salud de la población española, y su uso de medicamentos. Son las notificaciones sobre efectos adversos de muchos medicamentos. Los llamados RAM o Reacciones Adversas a Medicamentos.
En 2018, en España aproximadamente unas 900 personas de cada millón sufrió alguna reacción adversa, según los datos del Ministerio de Sanidad, el cual fue el valor más elevado desde que se tiene registros en el Ministerio, gracias a que, en los últimos años, se han producido cambios importantes en el sistema de notificaciones.

Según este valor medio en España si hay 47 millones de habitante tendríamos, si hacemos la regla de tres, una incidencia de RAMs de aproximadamente de unos 42.300 personas con RAM o sospechas de RAM en todo el país. Lo cual, hay que hacer notar, no incluyen realmente todos los efectos adversos de todos los medicamentos porque muchos no se notificaran o no se detectaran.
Desde 2013 los ciudadanos españoles tienen la posibilidad de notificar las sospechas ellos mismos (aunque suponen un porcentaje pequeño en las notificaciones) a través del Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano (SEFV-H) de cada Comunidad Autónoma, y hasta 2017 solo se incluían los casos graves. Pero a partir de ese año se tienen en cuenta los casos no graves notificados a través de la industria farmacéutica.

En 2019, según el informe-resumen de la AEMPS llamado “Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano. Notificaciones de sospechas de reacciones adversas a medicamentos” hubo 37.778 casos de sospechas de reacciones adversas notificadas (menos que en 2018) de las que mayoría son de adultos y personas mayores de 65 años.
Este número de notificaciones de sospechas son, de media, unos 80 casos/100.000 habitantes de los que el 62% proceden de las mismas industrias de la farmacia (gran parte de estudios observacionales y de seguimiento) y dentro del 38% de notificaciones del SEFV-H, la mayor parte procedían de los profesionales sanitarios (aparte de las de los ciudadanos).

Según este informe “la información relevante de los casos recogidos por los Centros de Autonómicos de Farmacovigilancia es más completa en comparación con los casos que se recogen a través de la industria farmacéutica. La AEMPS está trabajando para favorecer la notificación directa a los Centros de Farmacovigilancia.”
Para hacernos un idea de como son, en lineas generales, los ciudadanos afectados por las RAM encontramos el estudio llamado “Análisis de la incidencia y de las características clínicas de las reacciones adversas a medicamentos de uso humano en el medio hospitalario” publicado en 2017, en el que se analizó, mediante monitorización intensiva de 253 pacientes, las RAM surgidas en estos pacientes ingresados en los servicios de Medicina Interna de un hospital durante el año 2014.

Se sacó de conclusión que 54 pacientes (el 21,34%) presentaron RAM (que fueron graves en el 81,2% de los casos), encontrándose una asociación positiva entre la edad y la presencia de reacciones adversas a fármacos y, por otro lado, que el 72,2% de los pacientes que sufrieron RAM presentaban polimedicación.
En resumen la carga de ingresos o de mortalidad derivados de una RAM la sufren, según este estudio, fundamentalmente, pacientes, que ademas de polimedicados, son ancianos, pluripatológicos y con peores valores de función renal.
La cuestión de la polimedicación reside también en cuantos de estos medicamentos usados están incluidos en la lista de MEDICAMENTOS POTENCIALMENTE INADECUADOS (MPI).
En un estudio, realizado en Quebec (Canadá) por el British Journal of Clinical Pharmacology denominado “Uso de Medicamentos Potencialmente Inapropiados con persistencia de un año en adultos mayores: Un estudio basado en población” (“One‐year persistence of potentially inappropriate medication use in older adults: A population‐based study“) determinó que un tercio de los ancianos mayores de 66 años, a los que se realizó seguimiento durante un año, en Quebec (Canadá) fueron tratados continuamente, durante todo ese tiempo, con Medicamentos Potencialmente Inapropiados y que estos, por tanto, deberían limitarse en su uso sobretodo en los individuos de mayor riesgo.

En los resultados surgidos de otro estudio realizado en China llamado “Prevalencia y determinantes de Medicamentos Potencialmente Inapropiados prescritos en pacientes ancianos en las comunidades chinas” («Prevalence and determinants of potentially inappropriate medications prescribing in elderly patients in Chinese communities”) se estableció que la avanzada edad, la polimedicación y las comorbilidades de los pacientes estaban asociadas con MPIs de alto riesgo.

Sobre estos MPI hablaré también un poco más adelante porque tienen mucho que ver en todo este tema.
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EL AUMENTO DE LA MEDICACION EN TIEMPOS DE PLANDEMIA – LA ENFERMEDAD “COVID” Y SU RELACION CON LA NEUMONIA EN PERSONAS POLIMEDICADAS.
Se dice que la supuesta nueva enfermedad Covid esta asociada a la neumonía, como si esta ultima fuera una complicación derivada de la primera (cuando realmente es la neumonía la verdadera enfermedad).
Como explica el medico neumólogo (por otro lado oficialista) CARLOS LUNA los aspectos clínicos de la neumonía por coronavirus establecen que es una enfermedad pulmonar y una de las principales causas, en adultos, de mortalidad que depende en muchos casos de las comorbilidades.

Las comorbilidades, según el especialista, son otras enfermedades que posee la persona como la hipertensión, diabetes, enfermedad renal crónica y “por ese motivo es que la enfermedad, cuando la transitan las personas mayores, es particularmente seria y lleva a consecuencias graves como la internación y, en un porcentaje variable, que depende también de la edad, a mayor mortalidad.”
Durante la supuesta primera ola del coronavirus, en marzo de 2020, se publicó una noticia que afirmaba que el 99% de los fallecidos por coronavirus en Italia tenían otras enfermedades previas según un estudio realizado por la autoridad nacional de salud del país: “Casi la mitad de las víctimas sufrían al menos tres enfermedades previas y aproximadamente una cuarta parte tenía una o dos afecciones previas.«

Es decir, aquí lo único que se ha hecho es establecer una o varias enfermedades o dolencias ya conocidas antiguas bajo el nombre de enfermedad covid, usando la manipulación del lenguaje, escondiendo las verdaderas causas y dolencias, de origen respiratorio en muchos casos, y ya conocidas, incluyendo la neumonía.
Además existen muchos medicamentos que deberían ser evitados para no complicar los cuadros de neumonía. Esta es la conclusión de un revelador informe realizado por JOAN RAMÓN LAPORTE (jefe del servicio de farmacología del Hospital Vall d’Hebron, catedrático de farmacología y director de la Fundació Institut Catalá de Farmacología), y DAVID HEALY (medico y profesor de la Universidad Hamilton de Canadá), publicado a principios de 2020.
El significativo estudio se llama “EN MEDIO DE LA PANDEMIA POR SARS-CoV-2, ES NECESARIA PRUDENCIA CON FÁRMACOS DE CONSUMO FRECUENTE QUE INCREMENTAN EL RIESGO DE NEUMONÍA» y muestra que existe una mayor probabilidad de contraer neumonía, sobretodo en personas de edad avanzada (que son por regla general las personas que más consumen fármacos según los estudios) cuando se les suministran una serie de medicamentos.

Los autores, piden en este trabajo una mayor prudencia, en el contexto de esa supuesta nueva enfermedad covidiana, y que se evite en lo posible la neumonía/neumonitis y sus factores de riesgo, de manera que recalcan que el consumo de varios medicamentos de uso común aumenta el riesgo y las complicaciones de la neumonía:
“Los medicamentos pueden aumentar el riesgo de neumonía o neumonitis porque deprimen la inmunidad y otros mecanismos de protección (por ej., inmunosupresores, antipsicóticos, algunos analgésicos opiáceos, inhibidores de la bomba de protones (IBP), porque producen sedación, que puede aumentar el riesgo de aspiración, porque deprimen la ventilación pulmonar y favorecen la aparición de atelectasias (por ej., analgésicos opiáceos, fármacos anticolinérgicos, psicofármacos), o por una combinación de estos mecanismos.
Varios medicamentos de consumo común, como antipsicóticos y antidepresivos, analgésicos, opiáceos, anticolinérgicos, gabapentinoides, inhibidores de la bomba de protones y corticoides inhalados pueden incrementar el riesgo de neumonía en 1,2 a 2,7 veces.
Los pacientes de edad avanzada tienen mayor probabilidad de recibir uno o más de estos fármacos. Con frecuencia estos tratamientos son ineficaces, son prescritos durante períodos innecesariamente largos, a dosis erróneas o para indicaciones no autorizadas.”
Laporte fue entrevistado, en abril de 2020, en plena “primera ola”, para la cadena de televisión TV3, hace un año, sobre este informe el cual había sido enviado a varias instituciones españolas como el Ministerio de Sanidad o la Agencia Española del Medicamento, avisando sobre esta peligrosa asociación entre fármacos-neumonía. Pero no recibió ninguna respuesta al respecto.

El mismo coautor del trabajo, David Healy avisó en un blog llamado “Rxisk” (donde médicos de reputación internacional escriben sobre los efectos adversos de los medicamentos, la detección de riesgos y la farmacovigilancia ) que había enviado el texto a portales del sector como “The Lancet”, “British Medical Journal” o “New England Journal of Medicin”, pero fue devuelto sin recibir tampoco respuesta. Solo fue publicado en ese mismo blog, Rxisk, en su versión en inglés.
A continuación dejo una entrevista en inglés a Laporte hablando sobre este trabajo, sobre otras cuestiones relacionadas con la industria de la “Big Pharma” e instituciones como la OMS.
Este trabajo de Laporte y Healy hay que tenerlo muy en cuenta porque el consumo de medicamentos para el sistema nervioso (ansiedad, depresión o trastorno del sueño) se duplicó durante la p(l)andemia del coronavirus (pasando el consumo en España de estas sustancias para tratar dolencias del sistema nervioso central, a un 4,1% entre enero y septiembre, durante la primera ola del coronavirus – ) según el análisis del sistema de farmacias y el Sistema Nacional de Salud, durante 2020. Junto a estos medicamentos se encuentran, en menor medida, otros productos como los analgésicos (para tratar dolencias del sistema respiratorio o nervioso).
Uno de los analgésicos más conocido y consumido es el ibuprofeno (un antiinflamatorio no esteroide o AINE) sobre el cual el trabajo de Laporte y Healy dice que “dados los efectos de los antiinflamatorios no esteroides (AINE), es biológicamente plausible que las complicaciones respiratorias, sépticas y cardiovasculares de la neumonía sean más frecuentes y graves si la fiebre es tratada con un AINE en lugar de paracetamol. En ensayos clínicos y en estudios observacionales se ha registrado una mayor incidencia de infecciones respiratorias altas y bajas asociadas a AINE, y la ficha técnica de varios AINE advierte de ello.”
En un estudio realizado por el Instituto de Investigación Medica de Nueva Zelanda allá en 2010 se avisaba, como dice su título que los “Antipiréticos aumentan la mortalidad asociada a la gripe” («Antipyretics increase influenza-associated mortality«).

Precisamente , a pesar de sus conocidas contraindicaciones sobretodo a nivel vascular y renal, y la toma de conciencia reciente en la sociedad sobre los peligros de su excesivo uso, los analgésicos antipiréticos como el ibuprofeno, han sido muy usados y recomendados en el tratamiento para la supuesta nueva enfermedad covidiana en concreto para tratar la fiebre.

El ibuprofeno, junto con otra serie de medicamentos están incluidos en la lista de MEDICAMENTOS POTENCIALMENTE INAPROPIADOS para ancianos (MPI en su acrónimo en español o Potencially Inapropiate Medicament o PIM en inglés), de los que ya hablé un poco antes, realizada por la Sociedad Americana de Geriatria, debido a los efectos adversos que puede ocasionar en grupos de alto riesgo como las personas mayores de 75 años.

Precisamente en Lleida, en 2017, se realizó un estudio llamado «La preescripción de Potencialmente Inapropiados en la población española de acuerdo al criterio STOPP/START (estudio STARTREC)» («Potentially inappropriate prescribing in older Spanish population according to STOPP/START criteria (STARTREC study)«) que determinaba que al menos la mitad de la población de 70 o más años tomaba uno o más medicamentos potencialmente inapropiados.
Se ve que que podría existir una relación, a tener en cuenta, entre los medicamentos (poli)suministrados, potencialmente inapropiados por sus efectos adversos, y la enfermedad respiratoria renombrada como enfermedad covid. Pero hay más y recientes indicios sobre esto.
Justo hace poco, en febrero de este 2021 se realizó un estudio denominado “Relación del COVID-19 grave con la polifarmacia y la prescripción de psicofármacos: estudio de casos y controles REACT-SCOT” que tenía como objetivo el investigar la relación del COVID-19 grave con la prescripción previa de fármacos. (aquí el trabajo original en inglés procedente del BMC Medicine Journal – donde se publican investigaciones, reviews, papers y documentos cientificos relacionados con la medicina y la salud).

La conclusión del “paper” fue:
“El COVID-19 grave está asociado con la polifarmacia y con fármacos que provocan sedación, depresión respiratoria o discinesia; tener efectos anticolinérgicos; o afectar el sistema gastrointestinal. Estas asociaciones no se explican fácilmente por la comorbilidad.
Las medidas para reducir la carga de mortalidad y morbilidad por COVID-19 deben incluir el refuerzo de la orientación existente sobre la reducción de la prescripción excesiva de estas clases de fármacos y la limitación de la polifarmacia inapropiada.”
En otro estudio realizado con la colaboración del gobierno autonómico de Aragón (España) llamado “Comorbilidad crónica y mortalidad basales en casos COVID-19 confirmados por laboratorio: resultado del estudio PRECOVID en España« («Baseline Chronic Comorbidity and Mortality in Laboratory-Confirmed COVID-19 Cases: Results from the PRECOVID Study in Spain” ->aquí el trabajo original del inglés) se llega a una conclusión similar.

En el se analizaron los factores sociodemográficos y clínicos asociados con una mayor probabilidad de mortalidad en personas (unos 4412 individuos) con enfermedad por coronavirus (COVID-19) en Aragón, y se realizó un seguimiento de los mismos durante al menos 30 días.
Los resultados del estudio sugirieron que la comorbilidad y la carga de medicación presente en la (supuesta) infección por SARS-CoV-2 podían afectar parcialmente el surgimiento de la enfermedad covid-19 y que la avanzada edad parecía ser el factor mas influyente seguido por la presencia de varias condiciones subyacentes y medicaciones; particularmente aquellas relacionadas con el sistema cardiovascular.
¿ES POSIBLE QUE LO QUE SE CONSIDERA COMO ENFERMEDAD COVID EN PACIENTES POLIMEDICADOS Y ANCIANOS EN SU MAYORÍA, ESTÉ ENMASCARADO REALMENTE UNA ENFERMEDAD QUE ESTÁ MOSTRANDO LAS REACCIONES ADVERSAS A ESOS MEDICAMENTOS TENDENTES A PRODUCIR NEUMONÍA?
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LA ESTRECHA RELACION ENTRE LAS BIG PHARMA Y LOS ESTAMENTOS Y PROFESIONALES SANITARIOS

Sobre todo este enorme concubinato de la industria farmacéutica con los estamentos y el sistema sanitarios del estado español se habló muy claramente en un capítulo de 2013 del programa “SALVADOS” de la cadena televisiva española «La Sexta», llamado “SOBREMEDICADOS» cuando aún en televisión podían encontrarse informaciones de este tipo (hoy en día sería ya impensable).
En el su presentador, Jordi Évole, no solo realiza un análisis de la situación de consumo de medicamentos en España en la época (segunda en el ranking como hemos visto antes) sino que realiza una serie de entrevistas a médicos, profesionales del sector sanitario y otras figuras relacionados con el tema.
En la entrevista con un médico de familia llamado ENRIQUE GAVILÁN (aqui el momento de su intervención en el capítulo), se expone que en España realmente no solo existe una gran “recetodependencia” – porque “recetar es fácil para no complicarnos la vida” antes que responsabilizarse de la propia salud – sino que muchos médicos recetan, no por el principio activo, sino por presiones comerciales de determinadas marcas del sector (mediante material promocional, invitaciones a congresos, jornadas formativas, viajes, almuerzos y cenas pagadas) de manera que se dejan llevar por la información interesada que les dan las compañías farmacéuticas, sobredimensionando con frecuencia los beneficios sobre la salud y disminuyendo y quitando importancia a los efectos negativos de los mismos.
Además afirma que hay muchas enfermedades que aparecen DESPUÉS de que se produce un medicamento. Por ejemplo menciona que el déficit de atención es una enfermedad creada a partir de que se desarrolló un medicamento especifico para, supuestamente, tratarlo.

Otro ejemplo sería la misma enfermedad reciente llamada “covid” (que, como se ha analizado, por un uso malicioso del lenguaje es probable que esconda las enfermedades respiratorias ya conocidas) creada para justificar la venta masiva de las terapias génicas-“vacunas” y determinados medicamentos de nuevo cuño, como retrovirales u otras terapias experimentales, de eficacia más que dudosa, dado que la nueva enfermedad no existe como tal.
Juan Ramón Laporte, (el medico y director de la Fundació Institut Catalá de Farmacología, y uno de los autores del informe sobre la relación de medicamentos y neumonía del que he hablado antes), fue también entrevistado en ese capítulo de «Salvados»(aqui se enlaza a su intervención) y esta en la misma línea crítica sobre los medicamentos: “las recetas y los medicamentos son muy rápidos y eliminan los cambios en el modo de vida. Por ejemplo la osteoporosis es provocada por un déficit de vitamina D, que viene del sol, pero en vez de tomar más sol para incentivar la producción de esta vitamina, en España se toma de forma masiva muchos medicamentos para la osteoporosis a pesar de que unos.

Laporte, el cual es bastante critico con la industria, sus productos farmacológicos y su influencia sobre la ciencia médica, afirma que del dinero público español se gasta un 25% en medicamentos (el más alto de Europa) y que como no hay una formación médica continuada, los médicos no pueden gestionar el conocimiento de todos los medicamentos que se encuentran en el sistema de salud pública.


Las formaciones solo son realizadas por las compañías farmacéuticas que, básicamente, son presentaciones interesadas de medicamentos, en los que se ensalzan sus bondades. De manera que todo médico que acude a dichas formaciones acaban luego recetando, en sus consultas, los medicamentos sobre los que se le ha “formado” previamente.
Así, Laporte afirma que las farmacéuticas tiene mucha gente preparada para conseguir vender sus productos a quien le compre (y en España quien más compra es el SNS), que estas empresas inventan enfermedades y las exageran (como la del colesterol), que las recomendaciones de como usar medicamentos procede de “profesionales” comprados (los cuales pueden llegar a cobrar más dinero por las compañías farmacéuticas que por su sueldo – conllevando un gran conflicto de intereses) y que se conoce poco de los efectos adversos reales de un fármaco cuando salen al mercado.


En en el programa se menciona un estudio científico llamado «Relación entre los médicos y la industria en Aragón (España)»de 2012 (“Relationship between physician and industry in Aragon (Spain)”) en el que se analiza,en Aragón, la relación entre los médicos y la industria, las características de los médicos que se asocian con la probabilidad de recibir beneficios y se analiza el porcentaje de profesionales, “sensibles a los visitadores médicos”, que aceptan los incentivos que reciben de la industria farmacéutica.

Se ve en los resultados que de 659 médicos analizados, más de la mitad reciben regalos (entradas a espectáculos,…); el 81% recibe invitaciones a congresos, gastos de viaje, comidas, alojamientos,…; más del 50% reconoce haber recibido regalos y el 25% pagos en efectivo.

En general, el 87% de los que respondieron contestaron que habían recibido algún beneficio en el último año, y un 90,1% respondieron que habían tenido alguna entrevista con representantes de la industria mensualmente.
En este otro estudio, de un poco antes en 2009, llamado “¿Es pertinente investigar las relaciones entre médicos e industria farmacéutica?» se determina en las conclusiones que “la gran mayoría de los médicos que responden a la encuesta consideran adecuado investigar las relaciones entre médicos e industria. Los datos sugieren que la relación entre médicos e industria es intensa”.

Pero esta estrecha relación entre la industria y los médicos depende en gran parte de los VISITADORES MÉDICOS (los cuales son el nexo entre la industria y los médicos y actuan más como vendedores y comerciales que como simples informadores, ya que ofrecen un «beneficio» al médico por recomendar determinados productos a los pacientes) Y asi son los medicos y el SNS, en ultima instancia, los que dan poder y capital a la industria.
Como dice una visitadora medica, CECILIA TENA , que también es entrevistada en el programa (aquí su intervención), es el mismo sistema público de salud el que “es permeable” funcionando como una RED DE EXPENDIDURA DE MEDICAMENTOS DESDE HACE 40 AÑOS.

IDELFONSO HERNÁNDEZ, ex-director general de Salud Pública entre 2008 y 2011 confirma, en su intervencion en el programa, esta permeabilidad del sistema público a los intereses privados de manera que la industria de la farmacia ejerce presión en todos los ámbitos sanitarios; domina la agenda pública de sanidad, los medios de comunicación especializados del sector están financiados por ellos, controlan los organismos reguladores y hay “puertas giratorias” de manera que cargos públicos sanitarios acaban entrando y teniendo puestos, en el sector privado farmacéutico (por ejemplo como asesores).
Es muy significativo, que cuando se le preguntó por la supuesta pandemia de la Gripe A en 2009, Hernández, afirma que se tuvo una gran presión por parte de la industria farmacéutica para que el gobierno comprara las vacunas contra esa supuesta nueva gripe con el fin obtener máxima rentabilidad – gracias a la venta del mayor número de vacunas suministradas -, acelerar contratos e incluir cláusulas para evitar la responsabilidad de las empresas y laboratorios.
Al final el gasto del gobierno español, afirma Hernández, en vacunas contra esa supuesta nueva gripe ascendió a 98 millones de euros que fueron a pasar a varios laboratorios.

Se sabe que todo lo que pasó con la declaración de pandemia de la gripe A (provocada al parecer por el virus H1N1) en 2009 fue todo un escabroso tinglado montado por la OMS en colaboración estrecha con determinadas empresas farmacéuticas ; algo que incluso ha sido reconocido por el British Medical Journal en el artículo de 2010 “La OMS y las conspiraciones de la gripe pandémica” (“WHO and the pandemic flu “conspiracies”) (aquí en pdf en inglés) :
“Un informe clave de la OMS ocultó los vínculos financieros entre sus expertos y las farmacéuticas Roche y Glaxo, fabricantes de Tamiflu y Relenza, los fármacos antivirales contra el virus H1N1. Ese fue el informe que instó a los Gobiernos a apilar reservas de esos medicamentos, por valor de unos 6.000 millones de dólares (4.900 millones de euros).
“Los vínculos entre los científicos de la OMS y la industria fueron anteriores a 2004. Roche y Glaxo les pagaron por una serie de conferencias y consultas. También han intervenido en investigaciones pagadas por los laboratorios. Este tipo de vínculo es muy común. Los principales expertos intervienen en los ensayos clínicos financiados por la industria. Pero deben ser transparentes, y la OMS debió declararlos en su informe, según el BMJ.”
En el programa, por tanto se estaba evidenciando que la imparcialidad e independencia de determinadas instituciones públicas nacionales y supranacionales estaban quedando en entredicho y que existen influencias indebidas sobre estos para cambiar políticas y favorecer a los intereses privados y no al bien común.
Por último Évole entrevistó al Director de Comunicación de Farmaindustria (Patronal de la industria farmacéutica innovadora), JULIÁN ZABALA. Esta entidad pretende ser un intermediario entre las marcas del sector y los estamentos públicos para que se tengan en cuentan los intereses de estas cuando se van a desarrollar los marcos normativos que regulan cuestiones sanitarias.
En esta parte queda claro que existe una gran falta de imparcialidad por parte de esta patronal ya que parece que favorece, principalmente, a los intereses de las farmacéuticas y no a los de los consumidores.
Para ver como se las gastan en el sector farmacéutico, en el programa se centran en la polémica montada en 2012 con los medicamentos genéricos. Este es un buen ejemplo de como los estamentos públicos se mueven, sospechosamente, a favor las corporaciones del sector farmacéutico.
Todo empezó con el “Medicamentazo”, de mediados de 2012 en España, realizado por la Ministra de Sanidad de entonces, ANA MATO y que también es analizado en este capítulo de “Salvados”.

Esta propuesta, mediante Real Decreto, del Ministerio, hizo que se dejase de financiar, públicamente, 426 medicamentos de uso común – como medicamentos para las hemorroides, lapsoriasis, la diarrea, la ansiedad, dermatitis, la tos o para la congestión nasal o el resfriado – y así revertir, al parecer, en un ahorro de 458 millones de euros al sistema nacional de salud.
A pesar de ello, y ahí estaba el truco, los fármacos incluidos en la lista se podían seguir recetando, cuando lo considerase el médico, pero el paciente tendría que abonar la totalidad de su costo.
Esto es algo que la misma Farmaindustria había aconsejado al gobierno, meses antes; que fuesen los pacientes los que pagasen esos fármacos para dolencias menores escudándose en la idea manipuladora de que si se quería garantizar la sostenibilidad del sistema público sanitario, en tiempos de crisis, era esencial que la población misma fuese la que se pagase determinados tratamientos, a un coste, en teoria, asumible.
Debido a ello a principios de 2013 aparecen las consecuencias de dicho “decretazo” sanitario de forma que una gran cantidad de esos fármacos, excluidos de la financiación, habían disparados sus precios: “Sacar un medicamento de la financiación pública supone liberalizar su precio. Este ya no lo decide el Ministerio de Sanidad, porque ya no lo pagan, sino el laboratorio. Un rastreo al precio de los fármacos afectados por el medicamentazo revela que al menos 65 de ellos han variado sus precios; 57 al alza.”

Con ello también se estaba favoreciendo, aunque parezca mentira, a las empresas de marca y de innovación, con medicamentos novedosos y actuales que accederían a la financiación pública, más caros que los genéricos (aquellos con la misma composición en principios activos y la misma forma farmacéutica que un medicamento original de “marca) a los que se estaba excluyendo.
La misma Farmaindustria estableció que el impacto de la subida de estos fármacos, considerados obsoletos, estaba amortiguado por la existencia de alternativas terapéuticas (nuevas), que sí se financian.
Al final parece que la industria, ya sea de genéricos o de marca, siempre sale ganando en este juego sucio…
Otro ejemplo de como se mueve esta patronal lo tenemos en 2019, en España, que se publicó la noticia de que la penetración de los medicamentos genéricos era mucho menor (un 40%) en comparación con el resto de países de la UE (con un 70%) y ese año la misma Farmaindustria no quería que el gobierno español favoreciera a los genéricos – normalmente mas baratos – porque afectaba negativamente a las marcas con fábricas en el país.

En definitiva, está visto, a tenor de todo lo expuesto en este intenso post, que hay que tener muy en cuenta el funcionamiento sibilino y poco ético de la industria farmacéutica, la relación de muchas enfermedades con la poli y sobremedicación en enfermos de riesgo, como los ancianos, y que en todo este tema de la enfermedad, supuestamente nueva, llamada covid, (que enmascara las enfermedades respiratorias ya conocidas) tiene mucho que ver los medicamentos y sus efectos adversos.
Por eso se necesita estar realmente muy bien contextualizado para no dejarse llevar por el terrorismo «informativo» de la propaganda oficialista de la supuesta pandemia y saber ver lo que se oculta detrás de ella ,ya que es la ignorancia, promovida por los estamentos oficiales y los medios, sobre lo que es de verdad esta «enfermedad» está ayudando a la consolidación de la agenda globalista.
Agenda que incluye el implantar, no solo una crisis y un reseteo económico sino favorecer (y renovar tecnologicamente) el negocio de las grandes firmas de la “Pig Pharma” y con ello facilitar la implantación de una dictadura de control y monitoreo social de carácter tecnológico, con transfondo y justificación (pseudo)sanitaria y sin fundamento biológico ni científico verdadero.
Como dice la frase “el conocimiento es la mitad de la batalla ganada” y en estos tiempos es esencial conocer como la salud empieza en nosotros y no debemos dejar que empresas privadas farmacéuticas y estamentos públicos corrompidos por ellas nos digan lo contrario 😉
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